5 Consejos para pintar paisajes partiendo de fotografías

La fotografía original de la cual partimos. Una zona que conocemos bien, puesto que veraneamos cerca
Pintar paisajes al aire libre, directamente del natural, es una delicia. El contacto con los elementos, el sol, el aire, la visión de nuestro motivo, etc. es muy gratificante. Pero a menudo no puedes estar físicamente en el sitio que quieres pintar y debes conformarte con una fotografía, bien sea propia, tomada de un libro o de Internet. En este caso hay una serie de consejos que te pueden ayudar. Toma nota:
Consejo Nº1: Procura que la foto sea de un sítio que conozcas o muy similar.
Los lugares que conocemos siempre tienen una carga de recuerdos y contenido emocional, que debemos tratar de trasmitir a nuestro cuadro. Pintar algo que conoces te ayudará a encontrar en tí las resonancias y esencias para ir más allá de una simple foto. Es lo que te hará sentir algo especial, algún tipo de emoción distinta, que será parte de la esencia de tu obra.
Además, conociendo el lugar tendrás una referencia del espacio más completa que si nunca has estado allí. Eso te ayudará a crear una composición espacial más lógica.
Consejo Nº 2: Simplifica la composición y los detalles de la imagen.
Es imposible y desaconsejable tratar de reproducir todos los detalles, luces, sombras, etc que aparecen en la fotografía. Nuestro pincel, (salvo que seamos miniaturistas) no puede tener el grado de finura y detalle de una foto. Sobre todo en vistas amplias y con multitud de planos escalonados, rocas, elementos diversos, etc., simplifica la composición. No te preocupes, nuestro cerebro integrará y completará todo lo que falte.
Consejo Nº3: No te encadenes a la foto, modifica la composición todo lo que sea necesario.
Nadie va a estar contemplando tu cuadro y a la vez comparando con una foto del lugar para verificar si cada arbol, casa o edificio está exactamente donde debería en la realidad. Lo que harán es disfrutar de una impresión del lugar, del ambiente y la atmósfera representada. Salvo elementos principales que sean muy reconocibles (una torre de iglesia, una montaña muy característica, etc). trata lo demás con gran libertad y cambia de sitio, elimina y añade todo lo que sea necesario.

La pintura resultante. Cambia la composición, enriquede el color y modifica numerosos objetos. En suma «interpreta» el paisaje.
Consejo Nº4: Amplia , modifica y juega con los colores a tu gusto.
El color del mundo real es menor que el que tu puedes incorporar a tu pintura. Pero el de una imagen impresa aun es inferior porque se ve alterado por multitude de factores: el tipo de cámara, el momento que se tomó la fotografía, la impresión en el papel, el tipo de tinta, etc. Si te limitas a reproducir exactamente el color de la foto pensando que eso es lo real (y además ¿a quien diantre le importa lo real?) es muy probable que al final tu cuadro tenga un aspecto apagado. Dependiendo del tipo de pintura que te guste realizar, maneja el color a tu antojo, pero no te ates a los cuatro tonos de la foto. Introduce tonos complementarios, matiza con acentos de color, etc. En suma, juega y dsifruta del color.
Consejo Nº 5: Aumenta el detalle de los primeros planos y suaviza los fondos.
Aunque en la imagen haya objetos muy detallados al fondo, difuminalos y suavizalos, dando preferencia a los cercanos. Trata estos con más texturas y matices. El cuadro lo agradecerá
Conclusión:
Piensa que lo importante es tu cuadro, no la fotografía. Nadie va a estar viendo tu pintura expuesta y buscando la foto inicial para valorar si el lugar es exactamente así. Tu obra gustará o no por diversos motivos (color, tono general, emociones que genera, etc.), pero no por la exactitud con las fotos de referencia (que nadie conoce). Estas son el punto de partida sobre el que debes de crear tu trabajo. Pero tu objetivo no es reproducir una foto a mayor tamaño y en otra técnica sino crear algo personal, tuyo, diferente.
Asi que, ¡Animo y adelante!
José Payá Zaforteza