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Tras la tormenta
Lava el soberbio mar del sordo cielo
la ciega frente, cuando airado gime
agravios largos del bajel que oprime,
bien que ya roto, su enojado velo;
hiere, no solo nubes, mas al suelo,
porque su brazo tema e imperio estime.
Olas, no rayos, en su playa imprime;
tiembla otro Deucalión su igual recelo.
Envidia -cuando, fuerte y espantosa,
la mar la rota nave ya presenta
ya al cielo, ya a la arena, de su seno-
al rústico el piloto vida exenta.
Yo así en mis celos, libertad dichosa,
no cuando alegre, cuando en ellos peno.
Luis Carrillo y Sotomayor
1 – Cuadro original:
Nota: Todos los pasteles se envían enmarcados en passepartout